Alfredo Zarazaga, el artista de la transformación, encuentra su búsqueda a través de la escultura. Con maestría, logra que el material desechado experimente una metamorfosis, cambiando la connotación negativa a una nueva respuesta, expresando la comprensión de los estímulos como relaciones entre conceptos en convivencias múltiples.
Su enfoque tranquilo logra un equilibrio armonioso, impregnando humildad y respeto en cada obra. Zarazaga abraza una actitud positiva y colaborativa, defendiendo la idea de que, al igual que en sus esculturas, todos aportamos a la resolución de cualquier problemática. Su propuesta artística refleja la bondad de los momentos de relación entre iguales.
La obra de Alfredo Zarazaga tiene como protagonista la búsqueda constante por desarrollar una identidad y un lenguaje artístico propios. Esto destaca la originalidad y autenticidad de su trabajo, enfatizando su singularidad en el mundo artístico.
Destaca la naturaleza conceptual de la obra pero, no se trata de un arte abstracto. Sus esculturas adquieren vida a través del movimiento, personificando lo humano, animal o figuras de ficción. Esto agrega una dimensión humana y emocional a su arte.
Zarazaga hace énfasis en el disfrute de sumergirse en los materiales y entender lo que cada uno puede ofrecer experimentando durante el proceso creativo. Está enfocado en la resolución de problemas y su actitud positiva ante los desafíos creativos y de vida.
La obra de Zarazaga se nutre de la concienciación social y la exploración incesante de materiales. Cada pieza es el resultado de una cuidadosa investigación y la expresión de la vida que infunde a sus creaciones.
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